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Recobrando lo sagrado

Inclusión, jerarquía y entrega

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La inclusión y el reconocimiento de la jerarquía mantiene el orden. Paradójicamente el caos impulsa la creación. Estos últimos días he observado con más atención,  a nivel mundial, nacional y familiar, como estos conceptos se movían para mostrar la solución a los conflictos, Cuando queremos solucionar un problema y lo vemos así, como algo que "tengo que hacer" y arreglar, generalmente ponemos la mirada afuera. Por ejemplo, el profesor, mi papá, el Estado, la enfermedad, la suegra, mis hijos, el país vecino o lejano que "me provoca" incomodidad, enojo, rabia, ira, intoleracia, frustración, perplejidad. Surgen enfrentamientos, roces, discusiones, guerras, malentendidos. Mientras busquemos afuera el cambio, nada va a cambiar; por lo menos nada aparentará mejorar y podemos llegar a percibir que va a "empeorar". Es la oportunidad ante el caos. Ese es el caos interno que  nos impulsa a cambiar. El cambio posible, es el cambio interno.

Roble vs bambú, falsa oposición?

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La dualidad que nos acompaña. Firmeza, dureza, rigidez versus flexibilidad, dureza, firmeza. Cuál es  la paradoja que se oculta en esta falsa oposición? Encontrar la rigidez de lo flexible y la flexibilidad de lo rígido. Para ser tan flexible, el bambú tiene las características físicas y mecánicas similares al hierro. Si su capa externa no fuera tan rígida, no le permitiría la flexibilidad sin partirse.  Es una fuerza erguida, se expande por su base, se multiplica en volumen por sus individuos. La rigidez en la exacta medida, con el tejido adecuado, con el desarrollo necesario. Está vacío por dentro y ese hueco le permite mantenerse erguido. La fuerza del roble, su robustez, lo macizo, lo hace fuerte, difícilmente se rompe, sostenido por su propia sustancia. Es una fuerza abierta, que sustenta y sostiene sus ramas. Queremos ser bambú o roble? Depende de lo que necesitemos;  a veces tendremos que flexibilizar, dejar pasar el viento y sacudir las hojas cuando cae la lluvia

Reik - Creo en Ti

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Soluciones nuevas a viejos problemas

La manera en cómo solucionamos los problemas, tiene que ver también en cómo los vemos, las herramientas con las que contamos y fundamentalmente, la voluntad que tengamos de solucionarlos. Desde que la epistemología “aterrizó “ en mi campo de información, se  me hace bastante simple entender algunas cosas y se me complica poner por escrito sin dar por sentado o aburrir al explicar. Uno de mis objetivos es ser explícita, eso implica no dar por sentado que las palabras que escribo o digo son entendidas por el sólo hecho de ser exteriorizadas. Por escrito, para no hacer un libro de cada opinión, dejo algunas cosas por explicar, confiando que el espíritu de las palabras, me sea fiel. Hoy tomo contacto con la frustración que siento al ver cómo cada vez más, la información que se transmite por algunos medios es tan parcial.  Veo medios en los que no hay investigación detrás de los datos a divulgar, que obviamente dado la velocidad a la que se manejan las noticias, se evidencia cómo

Con todo respeto…

Busqué algunas definiciones y la que elijo es una que dice simplemente que viene del latín respectus, que significa atención, consideración. He escuchado muy seguido, hablar sobre la falta de respeto que se observa hoy. Hablan de las crisis de valores, de la falta de consideración hacia los otros, hacia la vida humana y la vida en general. Cuando se refiere a personas en calidad de hijos o de alumnos, se dice que no respetan la autoridad, que contestan o incluso que insultan a los progenitores y a los docentes.Cuando se refiere a personas en calidad de hinchas de un cuadro de algún deporte, o padres y madres respecto a otras personas adultas con cierta autoridad. Cuando se refiere a personas que están pasando por procesos legales. Cuando se refiere a empleados públicos, cuando destratan a los usuarios; a médicos con pacientes; a docentes con padres; empleados con empleadores y clientes; a sindicatos con usuarios, y en todos estos casos aplicamos el viceversa. Cuando se ref

Victimas y victimarios

Es una imagen más de la dualidad en que nos movemos. Tiene que ver con la mirada dicotómica; con los bandos, con los buenos y malos. Si lo vaciamos de contenido y no nos identificamos con casos particulares, conocidos o incluso propios, podemos pensar en llegar a cambiar la mirada sobre esto que hoy es visto como problema y tomarlo como un desafío. Cambiar las palabras no es vaciar de significado o contenido un acto, es simplemente resignificarlo. Es muy importante ver cómo siempre han existido los hechos y las experiencias a las que hoy nos enfrentamos, simplemente que el ojo, la atención, fue puesta en otro lugar. También tiene que ver con el cambio en las comunicaciones y obviamente con alguna intención de orden o evolución. Hoy el tema de la violencia en general nos atañe desde lo particular a lo más global. Ha existido siempre y quizás siempre existirá. Lo que podemos cambiar es en la manera de percibirla, para no tener que manifestarla contra nosotros mismos ni contra

Amabilidad: la habilidad de amar

“Si”, palabra que encierra certeza y a la vez se usa para condicionar y entrar en la duda. Cuando digo sí, me comprometo, es conmigo el compromiso, obviamente, siempre es conmigo. Digo si para aceptar, para integrar, es un acto de redención, de humildad. Es una palabra simple y poderosa. Como todo en este paradigma, tiene su otra cara. La puedo utilizar para condicionar, todo lo contrario a aceptar, a integrar, al compromiso. Hago algo si…, te doy si…, voy si…, No pasa en todos los idiomas, el nuestro tiene muchas particularidades incoherentes, palabras que se contradicen en sí mismas, vislumbré algo de eso en un video que habla sobre el castellano y que me hizo pensar. Esto no tiene porqué limitarnos, las limitaciones generalmente son generadoras de actos creativos. Esta incoherencia nos puede catapultar al desarrollo del uso más consciente de nuestra lengua, al menos mientras no la cambiemos en la forma, podemos resignificarla. Ha cambiado la consciencia del “poder de la

La Culpa y el Juicio

                         Dos caras de la misma moneda. Es probable que el Juicio anteceda a la culpa. El juicio me enfrenta a poner del lado de los malos  o los buenos y por lo tanto me pone del lado bueno o malo de las cosas y la culpa sobreviene, especialmente en los momentos en que, haga lo  que haga, quedo incomoda. El juicio y la culpa generalmente tienen que ver con no poder reconocer mi propia mirada y estar siempre considerando la mirada desde afuera (que es también adentro) para ver si lo que hice es aprobado o desaprobado. El juicio y la culpa nos invalidan y nos protegen a la vez.  De qué nos protegen? Generalmente, de la acción. Cuando juzgo, pongo afuera lo perfecto y lo imperfecto. No me miro,  me protejo del juicio sobre mí mismo. Me pongo en un lugar de superioridad cuando creo que el afuera no es lo que debería y en un lugar de inferioridad, por no llegar a los niveles que creemos, no tenemos, cuando veo “lo bueno” afuera. El juicio es comparación, compara

La mirada del otro

Es la que buscamos desde nuestro nacimiento, hay muchos autores que afirman que la mirada en el recién nacido es fundamental. Es un reconocimiento para el bebé, de sí mismo. “soy en la medida en que soy reconocido, soy por el otro, para el otro, parte del otro” La indiferencia es insoportable, se dice que es preferible para un niño, ser castigado, a ser ignorado, También importa lo que sucede durante el embarazo. Si el niño fue deseado, si es esperado, querido o rechazado. No solamente por la madre, sí “a través” de la madre. Si todo esto lo podemos ver sin juicio, sin adjudicarle un valor de bueno o malo, de poco o mucho, podemos sentir la emoción y hacer algo a partir de ese punto. Desde el punto de vista del adulto, darse cuenta, reconocer y aceptar que la complejidad de la vida no es entendida por el niño y por eso en sus primeros pasos entiende todo desde el egocentrismo, nos permite “perdonarnos” por la distorsión en la que asumimos nuestra vida desde que nos la empe

La mirada en el otro

Esta mirada, es la del espejo. Por qué, para qué miro al otro? Desde niño miro al otro para verme, con el  niño se juega al “está, no está, acá está”, tapándose con un pañuelo y en los primeros momentos, cuando la persona se tapa, para el niño, la persona realmente no está. Por eso a veces se angustia y llora y se alegra tanto cuando vuelve a ver esa cara. Muchos fuimos educados escuchando “no hagas llorar a mamá , “no hagas enojar a papá”, fingen llorar (como un “juego”) si no le queremos dar un beso… Muchas rutinas, aprendidas por los adultos, de otros adultos… Hay muchas cosas que hemos escuchado y vivido. Nos han dicho para qué somos “buenos”, para qué “no servimos”… Todo esto (y muchísimo más, consciente y no consciente) tenemos en nosotros. La mirada del otro nos trae ese recuerdo. Qué podemos hacer entonces? Usarlo para quejarnos, para justificarnos, para culparnos o culpar a los otros; podemos ignorarlo o pelearnos, tenernos lástima o castigarnos.  Esto es, nos ide

ID ENTIDAD

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Nacemos como una consciencia global, nos sentimos totalmente integrados al todo, así como una gota de agua es parte de la nube, que es parte del Universo. A veces, en el devenir, por acción de los pensamientos propios, los del entorno, los del tiempo histórico personal y total, nos vamos agrupando. Crecemos, nos volvemos más grandes, más pesados y ante un cambio brusco, provocado por hechos exteros o internos, comenzamos a formar parte del entorno. Igual que una gota de la nube que se transforma en una gota de lluvia.  Caemos en cuenta que podemos ser algo más, como la gota que cae en los seres vivos, la que se hunde en la tierra y la que se transforma en corriente subterránea o es tomada por una raíz u otro ser vivo. Puede caer en el agua y ser parte indivisa otra vez de los espejos naturales,  Hay momentos en que somos gota,  otros que somos océano o ser vivo, y volvemos a ser nube, Sea dónde sea, somos gota y somos Universo. La invitación  es a  recorrer ese camino co

Ser o parecer, he ahí el problema

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  Cuando pienso en el sufrimiento que observamos en los jóvenes y adolescentes, pienso que de lo que “adolecen”, lo que les duele, es ser. Ser diferentes, ser únicos, ser queridos, ser rechazados, ser lindos, feos, estudiosos, perezosos, rebeldes, sumisos… A los adultos nos duele parecer; parecer adultos, maduros, responsables, conformes, amorosos, pacientes, eficientes, pudientes, videntes, coherentes, seguros. La dualidad en la que  muchos vivimos nos mantiene en los extremos y hoy más que nunca el deber ser nos mantiene a todos por igual, en conflicto interno permanente. Las pruebas que hacemos para sobrevivir a este mundo al que cada vez le entendemos menos, las reglas no nos están resultando ni a los adultos ni a las generaciones más jóvenes y mucho menos a los niños. La medicación y drogas legales e ilegales son consumidas a granel y cada vez con mayor descontrol, indiferencia y sin lograr los objetivos deseados. Se trabaja más, se alejan cada vez más los miembros

A quién corresponda

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Mafalda me emociona de manera particular, Somos de la misma generación, tampoco me gustaba la sopa, de niña: mi madre me dibujaba en hojas de garbanzo, sus caras frente al plato de aquel brebaje "fatal" y las colgaba en las paredes de mi dormitorio. Como la vida misma, releer Mafalda en diferentes etapas de mi vida me ha dado la posibilidad de profundizar en mis emociones. Esta ilustración me trae también recuerdos de algunos momentos de mi vida en los que sentí que esa actitud es la más beneficiosa para mí y mi entorno. Hoy he decidido empezar a compartir este espacio, tomar las manos de mi personaje y moverlas lentamente, apoyarlas en las piernas, dibujar una sonrisa, despejar la mente y abrir mi corazón. Cuando esto pasa siento que me aparecen algunas expectativas. Poder aportar algo de mi camino recorrido para que las personas que accedan a lo que comparto encuentren algo significativo. Exteriorizar mi pensamiento: convertirme en un canal más... Entonces recue